Superado el trauma de cambiar de bolso me planteo qué hacer con el viejo.
Me encanta comprarme bolsos y también me cuesta desprenderme de ellos.
Les tomo tanto cariño a mis bluebags que me da pena jubilarlos y los voy almacenando en mi armario; pero ya no tengo espacio.
La verdad es que soy muy de guardar…por pena, y en mi casa ya me llaman Violeta Diógenes (Un poco de humor que nunca falte).
Y mi madre, siempre tan lista, me acaba de proponer que cada vez que compre un bolso nuevo me deshaga de uno antiguo, y se lo regale a otra persona.
Me ha aparecido muy buena idea… y en ello estoy. Os lo cuento por si os apetece ponerla en práctica.