No concibo un invierno sin botas. Me aportan comodidad y calorcito a los pies. Cada temporada hay un modelo que triunfa y acabamos comprándolo…o al menos eso hago yo. Reconozco que tengo muchas botas en mi mueble zapatero por eso este invierno me he decidido por unas más atrevidas: son negras con unos adornos llamativos dorados. De verdad que estoy encantada… animan cualquier vestuario y te hacen sentir especial o espacial… a mi me pasa. Resultan hipnóticas y atrayentes… me gustan.
El dorado transforma mi look de día y de noche. Son llamativas pero ponibles. Me entendéis, ¿verdad? Y llevo a juego una preciosa cartera plateada de E.Ferri.