CREER EN LOS REYES MAGOS

– Vale, iré a por Alba. Pero que conste que me debéis una. Tras colgar el teléfono Violeta cogió su bolso y enfiló camino hacia casa de su hermano. Tenía que llevar a su sobrina a la cabalgata de los Reyes Magos. Una hora después, Violeta y Alba estaban en el autobús para ir al centro.

– ¿A qué los Reyes traen todo lo que pides?

-le preguntó toda nerviosa.

– Mujer, todo, todo…no pueden. Hay muchos niños y su capacidad es limitada.

-Pero son magos y sí que pueden.

Las preguntas de su sobrina la estaban poniendo en aprietos. El tráfico era espeso y el autobús avanzaba a paso de caracol.

-Tía, no llegamos a la cabalgata -le comentó Alba con voz afligida.

No le faltaba razón a la niña, el atasco era monumental. Violeta tomó su bluebags y le dijo:

– Te voy a contar un secreto. Mi bolso también es mágico… como los Reyes.

– ¿De verdad?-contestó toda admirada.

– Cierra los ojos y abrázate fuerte a él. Acuérdate de la cabalgata del año pasado. A que estás viendo a Melchor, Gaspar y a Baltasar desfilar con sus carrozas…

– Es verdaddddd, los puedo ver -exclamó Alba, y añadió toda seria-: Pero me están diciendo que si llegamos tarde no me traerán nada.

Violeta empezó a reír abrazando a su sobrina, y a su bolso.

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