El BOLSO DE MI ABUELA
Os he contado alguna vez que yo tengo muchos bolsos y mi madre ídem, pero mi abuela solo tenía uno… o al menos, yo siempre la recuerdo con el mismo bolso enlazado en su brazo. Jugué con él tanta veces…
Lo digo porque cuando murió mi querida Dolores yo quise quedármelo, y conmigo sigue. Todavía retengo en mí memoria la emoción que sentí al abrirlo por primera vez y adentrarme en su interior. Allí siguen sus gafas, su pañuelo de tela bordado, su monedero con boquilla metálica, su carnet, su estampita de la virgen y el retrato de mi abuelo haciendo el servicio militar. Cuando leo las palabras escritas al dorso se me pone la piel de gallina: A mi preciosa Dolores, el día que las estrellas dejen de brillar yo dejaré de quererte… Y entiendo que lo llevara siempre con ella.
Como el estilo vintage nunca pasa de moda, de tanto en tanto recurro a él. Y ese día también me acompañan recuerdos, sentimientos y un profundo amor… porque los bolsos también transmiten energía. ¿A que sí?