MAO Y MI BOLSO
Recogí con rabia el bolso del suelo. Nunca pensé que él sería capaz de hacerme eso. Si lo que quería era llamar mi atención, lo había conseguido.
—Violeta, ‘Mao’ solo ha marcado su territorio — dijo mi madre.
—Y era preciso que lo hiciera en mi bolso — respondí toda alterada.
— ¿Dónde estaba tu bolso?
— En el suelo de mi habitación.
— Y tú crees que ese era el sitio indicado para dejarlo.
— Venga mamá, encima tendré yo la culpa.
Mi madre empezó a reír, y yo a intentar eliminar de mi bolso la travesura miccional de mi viejo ‘Mao’…que no soporta que hayamos acogido otro minino en nuestra casa. Auguro guerra felina por el espacio. ¡Qué malos son los celos!